16.2.09

A mi maestro

Escrito en el antiguo blog en agosto de 2007, hoy es un día normal, sin nada que rememorar o pensar, pero todos tenemos  siempre en mente a aquellos que nos dieron grandes lecciones y cualquier día es bueno para lanzar bengalas de recuerdo a aquellos que queremos y no volverán. 

No me gusta adelantarme a los acontecimientos, pero esta vez está claro. El billete se acabó y está a punto de bajar del autobús de la vida para cruzar la laguna Estigia. Allí le espera Caronte, acompañado de su cancerbero. Esta vez el agua no estará en la Laguna, llena de almas, el agua estará en nuestras miradas, abrazos y palabras.


La suprema bondad es como el agua, que todo lo favorece y nada combate. Espero que llegues en tu viaje cerca del Tao ya que cumples todo lo requerido.

Me gustaría recordar unas palabras de Antonio Machado a Don Francisco Giner de los Ríos, lo podréis encontrar en Elogios, CXXXIX:

Como se fue el maestro,
la luz de esta mañana
me dijo: "Van 3 días
que mi hermano Francisco no trabaja
¿Murió? Sólo sabemos
que se nos fue por una senda clara
diciéndonos: Hacedme
un duelo de labores y esperanzas,
Sed buenos y no más, sed lo que he sido
entre vosotros: alma:
Vivid, la vida sigue,
los muertos mueren y las sombras pasan,
lleva quien deja y vive el que ha vivido
¡Yunques sonad! ¡Enmudeced campanas!
y hacia otra luz más pura
partió el hermano de la luz del alba
del sol de los talleres,
el viejo alegre de la vida santa
... ¡Oh sí! llevad, amigos
su cuerpo a la montaña
a los azules montes
del ancho Guadarrama.
Allí hay barrancos hondos
de pinos verdes donde el viento canta
Su corazón repose
bajo una encina casta,
en tierra de tomillos, donde juegan
mariposas doradas...
Allí el maestro un día
soñaba un nuevo florecer de España

1 comentario:

Anonymous dijo...

sirva aquí un bello sentido, que te inspire:
Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,
mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmado,
como un pulso que golpea las tinieblas,

cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades.

Se dicen los poemas
que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,
piden ser, piden ritmo,
piden ley para aquello que sienten excesivo.

Con la velocidad del instinto,
con el rayo del prodigio,
como mágica evidencia, lo real se nos convierte
en lo idéntico a sí mismo.

Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.

Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.

Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.

Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren
y canto respirando.
Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
personales, me ensancho.

Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,
y calculo por eso con técnica qué puedo.
Me siento un ingeniero del verso y un obrero
que trabaja con otros a España en sus aceros.

Tal es mi poesía: poesía-herramienta
a la vez que latido de lo unánime y ciego.
Tal es, arma cargada de futuro expansivo
con que te apunto al pecho.

No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
Es algo como el aire que todos respiramos
y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.

Son palabras que todos repetimos sintiendo
como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos.

de Gabriel Celaya.
a veces me insufla, me gusta cerrar los ojos, Paco Ibañez lo canta, ayuda con las vergüenzas achanta los demonios y si desborda los sentidos, es un arma cargada de futuro.(por si te anima...)